lunes, 6 de junio de 2016

(SuLay) Before Christmas -Oneshot-


Titulo: Before Christmas

Pareja: SuLay (Suho + Lay)

Tipo: Yaoi

Genero: Fluff, AU

Clasificación: G/PG

Descripción: Es difícil ser simplemente un amigo cuando tu corazón late desenfrenadamente por esa persona. Por otro lado, mantener la calma y paciencia en los peores momentos son algo a lo que Junmyeon cree estar acostumbrado. No quiere precipitarse y perder lo que ahora tiene, ir despacio está bien. Pero la llegada de la Navidad puede traernos, sin saber como, aquello que nuestro corazón más anhela.

Advertencias: Ninguna.

Nota: ¡Este es el ultimo oneshot especial Navidad! ¡Ya os dejaremos alguno para fin de año! Que lo disfrutéis y no olvidéis comentar. ^^

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Quizá era un chico afortunado, muy en el fondo. Probablemente muy pocas personas hubieran tenido su misma suerte, encontrar al amor de su vida a tan temprana edad. Por otro lado ese no era más que uno de los muchos inconvenientes que le tocaba hacer frente para que aquello no quedara solo en una estrecha amistad.

No, de momento no quería precipitarse, lo mejor era dejar sus preocupaciones amorosas al futuro Junmyeon. Ya podía imaginarse a él mismo, graduado y en primer año de carrera. Y, con suerte, ambos conseguirían su objetivo final, aquel precioso muchacho que no paraba de reír persiguiéndole con nieve en las manos.

– No corras, te alcanzaré. Sabes que soy más rápido.

Junmyeon sonrió sabiéndose culpable por engañar al menor tantas veces para que este siempre le diera alcance. Pero, ¿acaso no era mucho mejor ser atrapado entre sus brazos que cualquier victoria?

Con un grácil giro sobre él mismo logró lanzar la última bola de nieva que aun poseía en sus manos, estrellándola sin producir ningún efecto sobre el pecho de su mejor amigo. Rió cuando este entornó los ojos desafiándolo con la mirada y aceleró aún más la velocidad de persecución.

– Vas a morder la nieve.

La noche pasada había nevado como nunca antes se había visto en el pequeño pueblo donde ambos vivían. Prácticamente el cielo les había mandado una señal, tenían que aprovechar aquella gran nevada en algo grandioso. Para el menor una gran e inigualable pelea de bolas de nieve, mientras que para Junmyeon una excusa más para pasar una tarde entera con él.

Ahora, ambos estaban tendidos sobre la helada alfombra blanca que parecía cubrirlo todo kilómetros a la redonda. Como siempre Yixing le había alcanzado y “accidentalmente” ambos había acabado rodando sobre la nieve, producto de un tropiezo del mayor.

– Se hace de noche, debería volver a casa.

– Pero si aún no son las cinco, quédate un poco más. – imploró el más bajo, aunque mayor de los dos.

– Tengo que ayudar a mi madre con la cena para nochebuena.

– Eso es dentro de dos días…anda, por favor, quédate.

El menor miró fijamente a su amigo, y vecino, durante varios segundos. Realmente quería quedarse, seguir jugando y riendo con él…

– ¡Junmyeon! Te vas a mojar toda la ropa, y tú también Yixing. – de pronto, la voz de la madre del mayor les gritó desde la entrada de su casa – Vamos entrad ahora mismo, como al final acabéis enfermos juro que os ahogaré con la medicina.

– Tú madre es muy divertida – dijo el más alto con una sonrisa.

– Si, si…- añadió el otro levantándose de golpe -…Pero yo que tú me daría prisa en entrar. Últimamente está alterada por la cantidad de trabajo que tiene que hacer por la Navidad. Ya no sé que advertencias son ciertas y cuales bromas.

Ambos corrieron hasta el recibidor de la casa del mayor y se quitaron los abrigos y los gorros golpeados por el delicioso calor que emanaba del hogar. Sin embargo, aquella breve tranquilidad fue alterada por la madre de Junmyeon, quien no paraba de correr de un lado a otro.

– Jun, cielo. Tendré que irme a trabajar, les hacen falta ayuda en la confitería. – dijo la mujer cogiendo su abrigo y bufanda del perchero de la entrada – Llegaré pasada la hora de la cena, puedes prepararte algo sencillo o descongelar comida de la nevera.

– Vale, puedo arreglármelas solo…- de pronto al mayor le golpeó una interesante idea -…Eh, ¿por qué no te quedas a cenar? – preguntó dirigiéndose a su amigo.

– ¿Qué? – Yixing se veía confundido – ¿A cenar? P-pero tengo que ir a casa…

– Oh, venga, vives a dos manzanas, puedo acompañarte después de cenar. – argumentó el otro con una sonrisa plasmada en el rostro – O también puedes quédate a dormir, ya puestos.

– Oh, no…de verdad, no me parece bien. – dijo mirando de soslayo a la madre de Junmyeon, quien estaba acicalándose y oyendo igualmente su conversación.

– ¿Por qué?

– No sé, no quiero molestarte.

– No me molestarás. – “eso sería imposible” se dijo -Venga quédate, así no estaré solo.

Se encontraba en una encrucijada, pero en su interior sentía que quería quedarse con el mayor. Además, ¿quién era él para denegar tan generoso ofrecimiento?

– Está bien, pero no he traído pijama, ni cepillo de dientes, zapatillas o ropa limpia…

– Yo te prestaré uno de mis pijamas nuevos, junto con un cepillo de dientes por estrenar, mi segundo par de zapatillas y, mañana, te puedes poner cualquier cosa que te guste de mi armario. – rebatió el mayor con una sonrisa – ¿Algo más?

El chico de cara fina negó con la cabeza y posó la mirada sobre la madre de Junmyeon.

– Por mi está bien, pero tendrás que avisar a tus padres – dijo refiriéndose a Yixing- Y no podéis acostaros muy tarde, mañana os levantaré a las nueve.

– Gracias mamá.

– Sí, gracias señora Kim. – añadió el reciente invitado.

La mujer simplemente se despidió un la mano de ambos y salió por la puerta a gran velocidad. Yixing sacó su teléfono y marcó el número de casa con palpables nervios. Sin embargo, su madre tampoco se opuso. Es más, le parecía estupendo que pasara una noche con “aquel chico tan agradable” mientras prometiera no molestar a los padres de este.

“Perfecto” pensó Yixing “Todo solucionado”. Y, nada más terminar la llamada, fue arrastrado por el mayor hasta su habitación.

-Va a ser genial, tengo un montón de juegos nuevos que quiero probar contigo…

Solo después de haberlo dicho se dio cuenta del doble significado que podía tener aquella declaración. Mas, no supuso ningún problema, el menor era demasiado inocente o despistado para conseguir leer entre lineas.

– A mi me gustan esos de recoger monedas…

Fingiendo una tranquila normalidad, que en realidad no poseía, logró no reírse y seguir el hilo de la conversación.

Podría decirse que, llegadas las nueve de la noche, ambos estaban más que agotados, llevaban más de tres horas jugando sin parar, así que decidieron prepararse unos bocadillos para cenar.

Siendo objetivo Junmyeon había tenido muchos roces “casuales” con el menor, así que se había divertido en grande durante toda la tarde. Ahora, tras haberse puesto el pijama, notaba como su temperatura corporal se había elevado hasta límites insospechados. Él no había planeado esto, es decir, no había caído en que solo tenía una cama.

– ¿Vas a estar todo el día ahí de pie? Pienso apagar la luz. – amenazó Yixing bajo las sabanas, en su cama.

¡Su cama!

– Ya voy – dijo metiéndose también bajo las mantas y guardando una distancia de seguridad con su amigo – Esto…Yixing…¿no te parece…?

– ¿Qué?

– No, nada…Buenas noches – con suerte conseguiría algún que otro roce con el menor aquella noche.

– Buenas noches…

No recordaba cuando llegó a quedarse dormido, más se había despertado gracias a unos ligeros golpes al otro lado de la puerta de su habitación. Sin duda aquella sería su madre, y eso significaba que el desayuno estaba sobre la mesa.

Se giró para despertar igualmente al menor, pero quedó paralizado nada más verlo.

Yixing seguía durmiendo. Tenía los labios apretados y el ceño ligeramente fruncido, luciendo realmente adorable. Junmyeon quedó hipnotizado y, no pudo más que sucumbir ante el deseo de beneficiarse de la situación. Con una mano acarició la suave mejilla del menor pasando por sus labios, aquellos que siempre soñó tocar.

Conteniendo el aliento, se inclinó sobre su acompañante hasta quedar a escasos milímetros de este. Estaba tan cerca que sentía su propio corazón golpear con furia y excitación en su pecho. Con un corto movimiento, terminó rozando los cálidos labios de su amado. Cerró lentamente los ojos y se concentró en grabar en su mente ese dulce momento.

Hubiera querido seguir adelante, terminar sellando la boca del menor con sus labios, incluso lamer y probar estos, pero su conciencia lo detuvo justo ahí. Más tarde se sentiría culpable por haberse aprovechado de Yixing en un momento tan vulnerable para el menor. Así que con pesadez y tristeza agolpándose en su interior, comenzó a alejarse de él.

Aquel había sido sin duda la mejor sensación que había vivido en la vida, el ligero toque de los labios del menor sobre los suyos. Con último vistazo a este, y mordiéndose los labios para no caer de nuevo en aquella suave tentación, decidió desvelar a su amigo.

– Yixing…- dijo mientras le sacudía el hombro -…Eh, despierta.

El chico tardó unos segundos en reaccionar, frunciendo el ceño y frotándose las manos contra los parpados. Luego, abrió los ojos y, en el tiempo de bostezar plácidamente, echó un vistazo a su alrededor.

– ¿Qué hora es? – dijo medio adormilado.

Su cuerpo y mente aletargados aún por aquel plácido sueño no le permitieron percatarse de la extraña mirada de él mayor sobre él. Este aun deseaba volver a juntar sus labios y, por eso mismo, supo tenía que poner distancia entre ambos antes de acabar arruinándolo todo.

– Son las nueve, hora de desayunar. – respondió el mayor – Iré al baño primero, mientras puedes desperezarte un poco más.

– Vale – dijo el otro agradecido.

Aquella noche había sido espectacular, nunca hubiera pensado que dormiría en la cama del mayor, con su aroma impregnado en las sabanas y la almohada. Pero cuando este se metió con él bajo el cobertor, creía que moriría de felicidad.

Ahora se encontraba abrazado a aquella almohada en el lado de la cama que había ocupado su mejor amigo, aún cálido. Se podría decir que había recibido el primer regalo de Navidad, incluso antes de que esta llegara, y todo gracias a Junmyeon. Aunque este no lo sospechara siquiera.

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